Esta vez mas que una escapada será un paseo de una mañana, aunque eso si, un paseo algo explosivo.

Habia oído lo espectacular de esta ruta y aprovechando que estaba en los alrededores de Santander decidí probarla.

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Como no disponía de mucho tiempo opte por madrugar un poquito y fue todo un acierto, al poco de salir el sol ya estaba empezando la ruta por lo que las vistas del amanecer con las brumas lo convierten en un sitio algo más mágico.

Dejamos el coche en un parking de tierra a mano izquierda pasado el Fuerte de San Martin y subimos andando al principio por la carretera asfaltada, después por el camino de piedras.

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El camino va subiendo constantemente, un ascenso suave y continuo. Bordeando los acantilados. Se entra en una zona de bosque cerrado y luego comienza un descenso hasta llegar a un cruce donde varios carteles nos indican la ruta a seguir, en nuestro caso giramos a la derecha y en unos pocos metros más nos encontramos antes el cartel de la bajada al faro.

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A partir de aquí todo bajada aunque me preocupa mas la vuelta, subir los más de 700 escalones que vamos a bajar nos va a hacer sudar un rato.

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El primer tramo es bastante inclinado y con escalones bastante altos, tienes un cable de acero que nos acompañará todo el recorrido y no esta de mas llevar la mano puesta, los escalones están mojados y resbalan un poco.

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Una vez abajo y con los piernas algo machacadas podemos disfrutar de las vistas del faro y si hiciera buen tiempo se pueden bajar otros 100 escalones mas hasta el mismo agua, donde podemos bañarnos si el mar esta tranquilo en un agua cristalina.

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Hasta la próxima escapada.